El criterio de corrección tradicional era rígido y dogmático, pues se tenía por expresión de principios inmutables: según él, había entre los usos lingüísticos una tajante e irreductible división entre aquéllos inherentemente "buenos" o correctos y aquéllos inherentemente "malos" o incorrectos. Puesto así el lenguaje en blanco y negro, escribir "bien" consistía esencialmente en atenerse a las formas lingüísticas tenidas por correctas y evitar cuidadosamente aquéllas tenidas -a veces erróneamente- por incorrectas. Este dogmatismo en cuanto al lenguaje estaba generalmente en razón inversa al conocimiento de su verdadera realidad y resultaba a veces traumatizante: nunca podrá saberse cuántas auténticas vocaciones literarias han perecido asfixiadas por una negativa formación purista, casticista o academicista.
Pero la lingüística y la filología nos enseñan que lo correcto de hoy fue en muchos casos lo incorrecto de ayer, y viceversa. Basándonos en esa comprobada experiencia, podemos lícitamente suponer que lo incorrecto de hoy llegue a ser lo correcto de ma-ñana: la lengua está en continuo fluir y las formas lingüísticas ascienden o descienden socialmente.
Descartar el criterio de corrección rígido y dogmático no significa, sin embargo, descartar de la lengua todo criterio de corrección. La norma es necesaria en el lenguaje, como lo es en toda institución social. Es más: el criterio de corrección rebasa el aspecto puramente lingüístico para convertirse en un tipo de norma social y cultural: por ello, la admisibilidad social es realmente el único criterio de corrección sincrónicamente válido en la lengua 8 .
El criterio de corrección, variable en el tiempo, tiene por tanto carácter histórico. Pero es también, en cierto modo, variable en el espacio.
Pero la lingüística y la filología nos enseñan que lo correcto de hoy fue en muchos casos lo incorrecto de ayer, y viceversa. Basándonos en esa comprobada experiencia, podemos lícitamente suponer que lo incorrecto de hoy llegue a ser lo correcto de ma-ñana: la lengua está en continuo fluir y las formas lingüísticas ascienden o descienden socialmente.
Descartar el criterio de corrección rígido y dogmático no significa, sin embargo, descartar de la lengua todo criterio de corrección. La norma es necesaria en el lenguaje, como lo es en toda institución social. Es más: el criterio de corrección rebasa el aspecto puramente lingüístico para convertirse en un tipo de norma social y cultural: por ello, la admisibilidad social es realmente el único criterio de corrección sincrónicamente válido en la lengua 8 .
El criterio de corrección, variable en el tiempo, tiene por tanto carácter histórico. Pero es también, en cierto modo, variable en el espacio.
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